Aprender a decir no parece sencillo… pero la realidad que yo me encuentro es que hasta que no revienta la situación, el NO, no es respetado.
¿Por qué resulta tan difícil entonces decir no?
¿No sabemos decir no? ¿O no sabemos sostener un no?
Bueno, pues un poco de cada la verdad…
Aprender a decir NO, dependiendo para quién es difícil.
Primero porque desde pequeños nos han acostumbrado a que tenemos que decir que sí, porque si decíamos que no, algún chantaje emocional salía a la palestra y con ello la culpa.
Si, como bien habrás sentido en más de una ocasión, decir No, nos carga de culpa.
Además, no es una culpa cualquiera, no… es la castigadora, esa que luego me susurra al oído “madre mía pero cómo has dicho que no…con todo lo que hace por ti la otra persona”
Decir que No a otro, lleva implícito decir que sí a mi mismo, y a eso si que no estamos acostumbrados.
No haber podido decir que no en nuestra propia casa, implica que tampoco sabemos decir no a gente de fuera.
¿Cuántas situaciones incómodas te has comido por no permitirte decir que no?
Nosotros, como padres y madres, queremos que nos digan que sí a todo nuestros hijos e hijas, pero respetar sus NO, es ofrecerles la oportunidad de marcar límites después fuera de casa.
Pero claro… ¡Todo no se lo puedo permitir!
Evidentemente.
¿Qué hacer entonces?
Primero tenemos que revisar nuestro propio comportamiento cuando decimos que no a alguna idea/propuesta de nuestros hijos e hijas.
“¿Eiiiinnn? ¿Que esto va más de mi que de él/ella?”
Pues si…
A veces no somos consistentes en lo que decimos, y eso se nota…
¿Cuántas veces te vienen con el temita de siempre, a ese que ya saben de sobra que no, pero por enésima vez insisten?
Tú por dentro, sabes que les vas a decir que si, porque justamente hoy, no te apetece ni discutir, ni tener tensiones.
¡Ya la has cagado!
Van a oler tu inestabilidad…¡fijo!
Y tu NO, se va haciendo pequeño, te vas contando un montón de cosas por dentro que te animan a “soltar”: “dios que pereza de tema”” igual si les dejo, no vuelven a pedir” “no, mantente…no te pueden tomar el pelo de esta manera”
Y al final, dos opciones:
- Grito huracanado con un NO largo, inmenso, lleno de rabia (y de culpa después)
- Un Si lleno de hartazgo, mala leche (y obviamente culpa después)
¿Y por qué caen en saco roto nuestros NO o decimos un si que me deja incómoda?
Pues fácil… Ser madre o padre no es tan sencillo.
La figura de madre o padre, tiene tres componentes importantes:
- Autoridad
- Liderazgo
- Influencia
Peeero solemos confundirlo con:
- Autoritarismo
- Mandar
- Sumisión
Aprender a decir que no, tiene mucho que ver con cómo nos respetamos, es decir, cuáles son mis límites personales, y esto pues tampoco lo tenemos tan claro.
Para aprender a decir no, primero tengo que aprender a decirme si a mi.
¿Cómo lo hacemos entonces con nuestros hijos e hijas?
Te lo explico a través de los puntos que te mencionaba más arriba:
AUTORIDAD:
¿Sabes cuando vas al médico y confías en que lo que te ha recetado es lo adecuado?
Pues ahí le estás dando autoridad.
Esto es lo que buscas cuando le expones un NO a tu hijo o hija. Que confíe en que es lo adecuado y recomendado para ese momento.
¿Cómo puedo lograrlo?
Primero de todo revisando cuántas veces le dices que si a sus propuestas (si te pones a revisar los no, pues igual pierdes la cuenta)
En segundo lugar, NEGOCIANDO.
“¿Negociar? ¡Pero que soy su padre/madre! ¿¡Qué voy a tener que negociar!?”
Si, un no rotundo, tan solo es posible cuando es un límite innegociable, y estos van íntimamente ligados a la integridad física o emocional.
Si todo es igual de importante, el no, pierde importancia y consistencia.
LIDERAZGO
Un líder no tiene un efecto “fan de la Pantoja”, no, un líder lo que consigue es que todo su equipo funcione por sí solo, con plena confianza en sus miembros y con la seguridad de que el engranaje fluye.
Un padre o una madre con liderazgo proporciona autonomía, confianza y libertad.
¿Cómo hacerlo?
“Soltando”
En el momento que ya has dicho que no, confiar plenamente en que se respetará y que además, hacerlo saber “se que lo que hemos hablado es justo para ti y para mi”
INFLUENCIA
Cuanto más mayores son, más complicado va a ser tu influencia en ellos o ellas, por lo que trabajar este punto desde bien temprano, te ahorrará algún que otro sofoco más adelante.
¿Y qué quiere decir ser un padre o una madre con influencia?
Pues que a pesar de nuestras cagadas, se quedarán con todo lo bueno que hayamos sembrado, en una balanza pesa más lo positivo que lo negativo.
¿Y cómo consigo ser influencia positiva?
En primer lugar, tener claros tus valores, en segundo lugar, intentar ser lo más coherente posible entre lo que dice y lo que haces.
Otras cosas que te pueden ayudar son:
- Ser modelo de escucha
- No menospreciar lo que siente (por mucho que a ti te parezca una tontería)
Aprender a decir NO, como ves, tiene más chicha de lo que parece, pero ten en cuenta que tus NO coherentes, basados en tus valores y límites personales, son un buen puente para que tu hijo o hija se asome con seguridad a la vida.
Si te apetece comentar o preguntar cualquier cosa, eres 100% bienvenido/a.